domingo, 25 de mayo de 2008

Tiempo Ordinario


El término "tiempo ordinario" tiende a mal interpretarse. En el contexto del año litúrgico, "ordinario" no significa "común, corriente". Tiempo Ordinario es la parte del año litúrgico que se encuentra entre los tiempos de Navidad y Cuaresma y entre Pascua y Adviento. Durante el Tiempo Ordinario la Iglesia celebra el misterio en todos sus aspectos. Las lecturas durante este tiempo ayudan a instruirnos en como vivir nuestra fe cristiana diariamente.

Las lecturas para la Liturgia de la Palabra del Tiempo Ordinario se han escogido para treinta y cuatro domingos y la semana que le sigue. Sin embargo, en algunos años sólo hay treinta y tres semanas. Como la Navidad termina el domingo del bautismo del Señor y el Tiempo de Pascua el domingo de Pentecostés, dos semanas del Tiempo Ordinario no tienen domingo. Además, algunos domingos del Tiempo Ordinario son dedicados a solemnidades que coinciden con un domingo, ejemplo: Santísima Trinidad y Cristo Rey, el último domingo del año litúrgico.

El Tiempo Ordinario ocurre en dos momentos diferentes. La primera parte empieza el lunes siguiente a la fiesta del Bautismo del Señor, hasta el martes antes del Miércoles de Ceniza. Después del Tiempo de Pascua se reanuda el Tiempo Ordinario, el lunes siguiente al domingo de Pentecostés y termina la tarde del sábado anterior al primer domingo de Adviento.

El domingo siguiente a la fiesta del Bautismo del Señor es el segundo domingo del Tiempo Ordinario. Los siguientes domingos son numerados consecutivamente hasta el domingo antes del inicio de la Cuaresma.

Al reanudarse el Tiempo Ordinario, el domingo después de Pentecostés, la selección bíblica depende de la duración del Tiempo ese año. Cuando el Tiempo tiene treinta y cuatro domingos, se usa la semana después de terminada la Cuaresma. Cuando el Tiempo Ordinario tiene treinta y tres domingos, la semana que sigue a Pentecostés se omite. Así se asegura la proclamación de los textos sobre la venida el reino de Dios asignados para las últimas dos semanas del Tiempo Ordinario.

Lista de cantos para Misa de Tiempo Ordinario

  • Entrada: Canta Jerusalén.
  • STP: Señor Señor, Piedad, Piedad.
  • Gloria: A nuestro Dios en lo alto de los cielos.
  • Lectura: Busca Primero el reino de Dios.
  • Ofertorio: Soy yo, soy yo Señor.
  • Santo: Huellas.
  • Cordero: Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo.. Em, Am, C, B7
  • Comunión: Yo le resucitaré, Es mi cuerpo.
  • Salida: Madre olleme..

domingo, 18 de mayo de 2008

En su mesa hay amor

CORO
El Señor nos ha reunido junto a él.
C, G, F

El Señor nos ha invitado a estar con él.
C, F, G

En su mesa hay amor, la promesa del Señor y en el vino y pan su corazón (BIS)
Am, Em, F, C, Dm, G, C, C7

ESTROFA
Cuando Señor tu vos, llega en silencio a mi y mis hermanos me hablan de .
C, G, Am, Em, F, G, C

Se que a mi lado estas, te sientas junto a .
Dm, G, E, Am

acoges mi vida y mi oración.
F, G, C

Agenda de Cantos para Misa de la Santísima Trinidad

  • Entrada: Alegre la Mañana.
  • STP: Dos voces, Señor, Ten piedad de Nosotros o...
  • Gloria: A Nuestro Dios en lo alto de los cielos.
  • Lectura: Busca Primero.
  • Ofertorio: En su mesa hay amor.
  • Santo: Sí, Sí.
  • Cordero: Ritmico, Am, G, F, E.
  • Comunión: Como el Padre me amó, Es mi cuerpo.
  • Salida: Iglesia Somos.

miércoles, 7 de mayo de 2008

Agenda de cantos para la misa de Pentecostés

  • Entrada: Ven Espíritu Santo y envía desde el cielo un rayo de tu luz...
  • S.T.P: Señor ten piedad, dos voces. G
  • Gloria: Giombini
  • Lectura: Salmo 103, Oh Señor, envía tu Espíritu.
  • Ofertorio: Vino y pan en oblación.
  • Santo: Huellas
  • Cordero: La paz esté con vosotros-Cordero Dios.
  • Comunión: El Espíritu de Dios está, en este lugar, Espiritu Santo te necesito...
  • Salida: Pentecostés.

PENTECOSTÉS


La palabra Pentecostés viene del griego y significa el día quincuagésimo. A los 50 días de la Pascua, los judíos celebraban la fiesta de las siete semanas (Ex 34,22), esta fiesta en un principio fue agrícola, pero se convirtió después en recuerdo de la Alianza del Sinaí.
Al principio los cristianos no celebraban esta fiesta. Las primeras alusiones a su celebración se encuentran en escritos de San Irineo, Tertuliano y Orígenes, a fin del siglo II y principio del III. Ya en el siglo IV hay testimonios de que en las grandes Iglesias de Constantinopla, Roma y Milán, así como en la Península Ibérica, se festejaba el último día de la cincuentena pascual.
Con el tiempo se le fue dando mayor importancia a este día, teniendo presente el acontecimiento histórico de la venida del Espíritu Santo sobre María y los Apóstoles (Cf. Hch 2). Gradualmente, se fue formando una fiesta, para la que se preparaban con ayuno y una vigilia solemne, algo parecido a la Pascua. Se utiliza el color rojo para el altar y las vestiduras del sacerdote; simboliza el fuego del Espíritu Santo.


Los cincuenta días pascuales y las fiestas de la Ascensión y Pentecostés, forman una unidad. No son fiestas aisladas de acontecimientos ocurridos en el tiempo, son parte de un solo y único misterio.
Pentecostés es fiesta pascual y fiesta del Espíritu Santo. La Iglesia sabe que nace en la Resurrección de Cristo, pero se confirma con la venida del Espíritu Santo. Es hasta entonces, que los Apóstoles acaban de comprender para qué fueron convocados por Jesús; para qué fueron preparados durante esos tres años de convivencia íntima con Él.
La Fiesta de Pentecostés es como el "aniversario" de la Iglesia. El Espíritu Santo desciende sobre aquella comunidad naciente y temerosa, infundiendo sobre ella sus siete dones, dándoles el valor necesario para anunciar la Buena Nueva de Jesús; para preservarlos en la verdad, como Jesús lo había prometido (Jn 14.15); para disponerlos a ser sus testigos; para ir, bautizar y enseñar a todas las naciones.
Es el mismo Espíritu Santo que, desde hace dos mil años hasta ahora, sigue descendiendo sobre quienes creemos que Cristo vino, murió y resucitó por nosotros; sobre quienes sabemos que somos parte y continuación de aquella pequeña comunidad ahora extendida por tantos lugares; sobre quienes sabemos que somos responsables de seguir extendiendo su Reino de Amor, Justicia, Verdad y Paz entre los hombres.