El término "tiempo ordinario" tiende a mal interpretarse. En el contexto del año litúrgico, "ordinario" no significa "común, corriente". Tiempo Ordinario es la parte del año litúrgico que se encuentra entre los tiempos de Navidad y Cuaresma y entre Pascua y Adviento. Durante el Tiempo Ordinario la Iglesia celebra el misterio en todos sus aspectos. Las lecturas durante este tiempo ayudan a instruirnos en como vivir nuestra fe cristiana diariamente.
Las lecturas para la Liturgia de la Palabra del Tiempo Ordinario se han escogido para treinta y cuatro domingos y la semana que le sigue. Sin embargo, en algunos años sólo hay treinta y tres semanas. Como la Navidad termina el domingo del bautismo del Señor y el Tiempo de Pascua el domingo de Pentecostés, dos semanas del Tiempo Ordinario no tienen domingo. Además, algunos domingos del Tiempo Ordinario son dedicados a solemnidades que coinciden con un domingo, ejemplo: Santísima Trinidad y Cristo Rey, el último domingo del año litúrgico.
El Tiempo Ordinario ocurre en dos momentos diferentes. La primera parte empieza el lunes siguiente a la fiesta del Bautismo del Señor, hasta el martes antes del Miércoles de Ceniza. Después del Tiempo de Pascua se reanuda el Tiempo Ordinario, el lunes siguiente al domingo de Pentecostés y termina la tarde del sábado anterior al primer domingo de Adviento.
El domingo siguiente a la fiesta del Bautismo del Señor es el segundo domingo del Tiempo Ordinario. Los siguientes domingos son numerados consecutivamente hasta el domingo antes del inicio de la Cuaresma.